Fiorella Spadone - Soprano
Argumentos y libretos de óperas
“Turandot” de Giacomo Puccini
Turandot es una ópera en tres actos con música de Giacomo Puccini (Lucca, 1858 – Bruselas, 1924) y libreto en italiano de Giuseppe Adami y Renato Simoni basado en la obra teatral Turandotte de Carlo Gozzi. La ópera, inconclusa por la muerte de Puccini, fue completada por Franco Alfano y estrenada el 25 de abril de 1926 en el Teatro alla Scala de Milán.
La obra narra la historia de la bella y cruel princesa china Turandot, quien somete a sus pretendientes a una prueba consistente en resolver tres enigmas, esperándoles la muerte si no son capaces de hacerlo.
El origen de Turandot se remonta al poema titulado Las siete bellezas escrito por el poeta persa Nezamí Ganyaví en el siglo XII. Este poema relata la historia de un príncipe persa que tenía 7 princesas, cada una de ellas proveniente de un lugar distinto del imperio. Una de estas princesas, de origen ruso, no encontraba ningún hombre que fuera digno de ella, y por eso se encerró en una fortaleza y declaró que se entregaría al hombre que la encontrara y pudiera resolver una serie de enigmas. Pero una vez resueltos los enigmas, debía pasar por su “puerta secreta guardada por misteriosas espadas que amenazan con decapitar al intrépido”.
La historia fue retomada en 1710 por el escritor francés François de la Croix en su antología de cuentos Los mil y un días donde hace una transposición cultural de la princesa rusa original a una fría y cruel princesa china. En 1762 el dramaturgo italiano Carlo Gozzi convierte la historia en una obra de teatro a la que incorpora elementos de la «comedia del arte», con personajes del teatro de máscaras.
En el siglo XIX la comedia de Gozzi fue recreada por el poeta y dramaturgo alemán Friedrich Schiller como “Turandot, princesa de China”, en 1802, Goethe y Schiller la pusieron en escena en el teatro de Weimar. El texto de la ópera de Puccini está basado en una traducción italiana de esta obra.
En 1904 el compositor y director italiano Ferruccio Busoni compuso una música incidental para una producción de la obra de Gozzi. En 1911 el director teatral austriaco Max Reinhardt montó en Berlín una puesta de la Turandot de Gozzi con música de Busoni, y una segunda vez en Londres, en 1913, con la asistencia del propio Giacomo Puccini. En 1916 Busoni rápidamente escribió un libreto en alemán basándose en el Turandotte original de Gozzi y adaptó su música incidental en una breve ópera de dos actos con algo de diálogo hablado y estrenó su Turandot en el Teatro de ópera de Zúrich en mayo de 1917. Esta ópera rara vez se representa en la actualidad.
A comienzos de 1920 el periodista Renato Simone es quien sugiere a Puccini componer una nueva ópera a partir del Turandotte de Carlo Gozzi. Cuando Puccini releyó el texto se interesó rápidamente, convocó a Giuseppe Adami y comenzó a trabajar en el reto de abordar el tema ya tratado en numerosas ocasiones.
En julio de 1920 el proyecto toma forma y la Turandotte de Gozzi tamizada por la pluma de Adami y Simoni y la música de Puccini muta del cuento de hadas a una atmósfera sombría y cruel. En marzo de 1924, Puccini había completado la ópera hasta el dueto final. Sin embargo, no había quedado satisfecho con el libreto del dúo. El principal problema dramatúrgico que retrasa el trabajo es lograr hacer creíble el cambio en Turandot de princesa de hielo a enamorada. No reanudó el trabajo hasta el 8 de octubre, escogiendo la cuarta versión que hizo Adami del texto. El 10 de octubre diagnostican a Puccini cáncer de garganta, por el tratamiento viaja a Bruselas el 5 de noviembre e interrumpe la composición. Pocas semanas después, el Maestro muere el 29 de noviembre de 1924 debido a un fallo cardiaco, llevándose consigo el verdadero final de Turandot.
Puccini dejó tan solo treinta y seis páginas con esbozos sobre el final de Turandot y también instrucciones para que Riccardo Zandonai terminara la ópera, sin embargo, su hijo Tonio objetó esta decisión y en julio de 1925 en acuerdo con los encargados de Casa Ricordi y Arturo Toscanini, elegido oportunamente por Puccini para estrenar su ópera, deciden encargar su terminación al compositor Franco Alfano, quien escribe el final a partir de esas páginas manuscritas y unas pocas indicaciones dejadas por Puccini antes de morir.
Alfano proporcionó una primera versión del final con algunos pasajes propios, e incluso algunas oraciones añadidas al libreto, que ni el mismo Puccini consideraba completo. Después de las severas críticas de Ricordi y Toscanini, se vio obligado a escribir una segunda versión que seguía más de cerca los bocetos de Puccini, hasta el punto de que no puso parte del texto de Adami en música porque Puccini no había indicado cómo él quería que sonara. La verdadera preocupación de Ricordi no era la calidad del trabajo de Alfano, sino que quería que el final sonara como si hubiera sido escrito por Puccini, y la edición de Alfano tenía que ser perfecta. Esta versión de Alfano tenía una duración aproximada de veintidós minutos, que Toscanini redujo a quince, y es esta la versión abreviada que generalmente se realiza.
En 2002, Luciano Berio compuso un nuevo final para Turandot que fue recibido con críticas mixtas. Así la obra tiene tres finales: los dos de Franco Alfano, el corto habitual y el completo utilizado con muy poca frecuencia, y el reelaborado por Berio que no logró desplazar al más interpretado.
Turandot fue estrenada el 25 de abril de 1926 en el Teatro alla Scala de Milán bajo la dirección de Arturo Toscanini. Existen varias anécdotas del día del estreno: en primer lugar, que el dictador Mussolini rechazó estar presente en él pues Toscanini se negó a interpretar primero el himno fascista "Giovinezza"; además, cuando la obra llegó a la mitad del acto tercero, dos compases luego de las palabras "Liú, poesía!", la orquesta se detuvo, el director bajó la batuta y volviéndose al público dijo: "Aquí concluye la ópera, porque en este punto murió el maestro" y dio por terminada la representación sin la parte final de Alfano que tuvo que esperar hasta el día siguiente.
En la Argentina subió a escena en el Teatro Colón dos meses después, el 25 de junio de ese mismo año, por lo que Buenos Aires fue la primera ciudad del mundo donde se estrenó fuera de Italia.
UNUSUAL PUCCINI ©
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Personajes
- Turandot — Princesa china — soprano
- Altoum — Emperador de China, padre de Turandot — tenor
- Timur — Rey exiliado de Tartaria, padre de Calàf — bajo
- Calàf — El príncipe desconocido, Hijo de Timur — tenor
- Liù — Esclava de Timur — soprano
- Ping — Ministro de la corte — barítono
- Pang — Ministro de la corte — tenor
- Pong — Ministro de la corte — tenor
- Un mandarín — barítono
- Príncipe de Persia — tenor
- Pu-Tin-Pao — El verdugo — papel mudo
- Guardias imperiales, los hombres del verdugo, niños, sacerdotes, mandarines, dignatarios, hombres sabios, doncellas, soldados, portaestandartes, músicos, fantasmas de los pretendientes, público
Argumento
La acción tiene lugar en Pekín, en el tiempo de las fábulas.
Acto I
Junto a la muralla de Pekín, un mandarín da lectura a un decreto ante el pueblo allí congregado (Popolo di Pechino...). Según la ley, dice, la princesa Turandot sólo se casará con el príncipe de sangre real que sea capaz de resolver las tres adivinanzas que le propongan; el fracaso en la empresa supone a la vez la muerte, y ésta es la pena que aguarda al príncipe de Persia, que ha fracasado en su intento. El pueblo pide la sangre del príncipe; los guardias empujan a la multitud, que a su vez va en tropel hacia el palacio, gritando el nombre del verdugo, Pu-Tin-Pao.
En el tumulto ha caído un anciano. La esclava Liù, su devota compañera, pide ayuda a un hombre, el Príncipe Desconocido. Este reconoce en el anciano a su padre, Timur, y Timur a su hijo (son fugitivos de su país, huyendo de un usurpador al trono, y han de permanecer incógnitos). Mientras sigue oyéndose como fondo la sed de sangre de la multitud, Timur cuenta a su hijo cómo ha sido cuidado por Liù, y ella, a su vez, explica su actitud: en una ocasión el Príncipe le dirigió una sonrisa.
Se inician los preparativos para la ejecución. La cuchilla es afilada ante los ojos de la multitud, que no cesa en sus salvajes cánticos. El tono violento desciende cuando empieza a caer la noche, en espera de que salga la luna, pero de nuevo vuelven a reclamar a Pu-Tin-Pao. Se oyen voces infantiles y después aparece el cortejo. Ahora el pueblo, al ver el pálido semblante del joven Príncipe de Persia, pide piedad para él (O giovanotto! Grazia, grazia...). El desconocido príncipe que había ayudado a su padre en las calles observa con horror el espectáculo, y se une al pueblo despreciando tan cruel acto. Aparece Turandot en un balcón del palacio. Todos los presentes inclinan sus cabezas, menos el verdugo y los dos príncipes. Turandot hace un gesto expresivo, indicando que se cumpla la sentencia, sin pronunciar una palabra.
El Príncipe Desconocido ha quedado deslumbrado ante la belleza de Turandot (O divina bellezza! O meraviglia!). Cuando pasa el cortejo, con los sacerdotes, el Príncipe decide quedarse allí a pesar de las súplicas de Timur y de Liù, y decide presentarse a la prueba y hacer sonar el gong ceremonial para anunciarlo.
Ping, Pang y Pong, tres de los ministros de Turandot, vestidos con grotescas máscaras, interceptan el paso del Príncipe y tratan de disuadirle de su propósito. Ping dice que Turandot no es más que una mujer como las otras y que no merece la pena arriesgarse por ella, y que su suerte será la misma que la de los otros pretendientes. Su charla es interrumpida por sirvientas de Turandot, que les ordenan silencio para no perturbar su descanso. Pero pronto los ministros reanudan su charla. La sombra de los pretendientes de Turandot, muertos en el intento de conseguirla, vuelan sobre ellos. Finalmente, el Príncipe ahuyenta a las "máscaras", pero su padre y después Liù (Signore, ascolta!) tratan de disuadirle diciéndole que los dos morirán si persiste en su actitud. Él se conmueve ante los ruegos: Non piangere, Liù, pero sigue firme en su resolución, por lo que los cinco le piden que abandone su empresa, petición reforzada por voces ocultas que le advierten de una muerte segura. En el momento más elevado, el Príncipe llama por tres veces a Turandot y golpea, también por tres veces, el gong, comprometiéndose como pretendiente a la mano de Turandot o a la muerte.
Acto II
En un pabellón, Ping, Pang y Pong están haciendo los preparativos necesarios para unos esponsales o para un funeral; recuerdan tranquilamente los días felices anteriores al sangriento reinado de Turandot. Ping recuerda su casa junto al lago de Honan; Pang sus bosques de Tsiang, y Pong su jardín en Kiu. Y piensan en los innumerables pretendientes de Turandot que han sido ejecutados, imaginando los felices que serían si llegara el momento en que tuviesen que preparar un lecho nupcial en vez de un cadalso para la ejecución. Los rumores que llegan desde palacio y la multitud que empieza a congregarse les hacen volver de nuevo a sus tareas.
La escena es ahora en una plaza ante el palacio, mientras la multitud se congrega para presenciar el desarrollo de la nueva pretensión. En lo alto de una imponente escalera aparece el anciano emperador Altoum, sentado en un alto trono; la multitud se postra ante él. Con voz débil y temblorosa trata de disuadir al Príncipe, pero tampoco lo consigue. Como en ocasiones anteriores un mandarín da lectura al decreto y se oyen voces infantiles llamando a Turandot, que entra, ahora vestida de oro. En su aria In questa reggia, explica las razones de su bárbaro edicto: una de sus antepasadas, la princesa Lou-Ling, fue raptada y violada cruelmente por un bárbaro. Ella desea vengarla entonces, imponiendo su prueba mortal a todos los príncipes que vienen de distintos reinos para conquistarla. Con aire amenazador aconseja al príncipe que no siga adelante, pero él insiste en su propósito con aire determinado.
Luego, Turandot misma formula los enigmas. El primero es: "En la oscura noche vuela un fantasma iridiscente. Se eleva y despliega las alas sobre la negra e infinita humanidad. Todo el mundo lo invoca y todo el mundo lo implora, pero el fantasma desaparece con la aurora para renacer en el corazón. ¡Y cada noche nace y cada día muere!". El príncipe piensa y acierta respondiendo: "la esperanza". Turandot prosigue: "Surge como una llama, y no es llama. Es a veces delirio. Es fiebre de ímpetu y ardor. La inercia lo torna en languidez. Si se pierde o mueres, se enfría. Si anhelas la conquista, se inflama. Tiene una voz, que escuchas palpitante, y del ocaso, el vivo resplandor", y la respuesta al segundo enigma es "la sangre". Finalmente, temblorosa y perdiendo la compostura, formula el tercer enigma: "Hielo que te inflama y con tu fuego aún más se hiela. Cándida y oscura. Si libre te quiere, te hace más esclavo. Si por esclavo te acepta, te hace rey". Al verlo dudar por varios instantes, Turandot ríe de la suerte del concursante. Éste, al observarla directamente a los ojos y contemplar su belleza, se reincorpora triunfante y responde: "Turandot".
Ante la alegría de todos, el Príncipe ha triunfado. El emperador y el pueblo declaran que el juramento obliga y Turandot debe aceptarlo. Ella protesta ásperamente y pregunta al príncipe si la quiere conseguir por la fuerza, a lo que él replica que no y le ofrece, a su vez, una oportunidad de quedar libre: si descubre su nombre antes de la siguiente mañana, el Príncipe está dispuesto a morir (Dimmi il mio nome e all'alba morirò...). El Emperador ruega para que esa mañana el príncipe se convierta en su hijo. Cuando la corte se retira, el pueblo vuelve a postrarse ante ella y canta en su honor.
Acto III
Noche en el jardín del palacio. En la distancia se oye a los heraldos que proclaman una orden de Turandot: Nessun dorma; el nombre del Príncipe debe ser descubierto bajo pena de muerte. Los guardias recorren las calles entonces, pidiendo que nadie duerma en Pekín. El Príncipe recoge las palabras en una aria a la que se une un coro de voces entre bastidores, siendo la pieza más destacada de la obra. Se acercan Ping, Pang y Pong tratando de persuadirle de que abandone su intento, que está llenando de terror a Pekín, para lo que le ofrecen bellas muchachas y cofres de oro y joyas. También el pueblo se une a la petici6n de los tres nobles, pero el príncipe sigue firme en su pretensión.
De repente, entra un grupo de soldados llevando con ellos a Timur y a Liù, que habían sido vistos antes con el príncipe: Eccolo il nome exclaman. El Príncipe dice que ellos no saben nada, pero el pueblo no hace caso. Se pide la presencia de Turandot. Ping se ofrece para arrancarles el nombre; entonces Liù se adelanta y dice que sólo ella lo conoce. El pueblo pide que sea torturada; Ping pregunta el nombre una y otra vez, pero a pesar de ser sometida a crueles torturas Liù no responde. El Príncipe, presente e impávido, no interviene.
Turandot pregunta a Liù qué es lo que la hace tan fuerte (Chi posse tanta forza nel tuo cuore?); ella responde: el amor. Prosiguen las torturas y aparece el verdugo. Entonces Liù dice que hablará. En su aria Tu che di gel sei cinta predice que Turandot cederá finalmente ante el príncipe, así como su propia muerte. Y sacando un puñal se da muerte, cayendo a los pies del príncipe sin haber revelado su nombre. Timur, desesperado por la pérdida de la muchacha, toma su mano: Liù, bonta. Liù, dolcezza. La multitud, ahora arrepentida, pide al espíritu de Liù que los perdone.
(Aquí termina la música compuesta por Puccini).
Salen todos, excepto el Príncipe y Turandot. Él recrimina a Turandot por su dureza (Principessa di morte, Principessa di gelo!), y Turandot, que al principio rechaza al pretendiente, diciendo que ella es sagrada y que no debe profanarla, acepta que él la bese apasionadamente. Mientras se escuchan a lo lejos unas voces femeninas, Turandot empieza a ablandarse. Un coro infantil entona un himno a la mañana. Profundamente consternada por haber sido vencida por el Príncipe, Turandot llora por primera vez. Y le pide que la deje, victorioso, pues aún no ha podido conocer su nombre, pero él entonces se lo dice: Io son Calaf, figlio di Timur; ahora ella, si quiere, puede matarlo.
La breve escena final ocurre ante el palacio en donde la mulitud rinde homenaje al Emperador. Turandot trae a Calaf y dice a su padre que ya conoce el nombre del extranjero: Il suo nome è Amor. El pueblo canta lleno de júbilo.
Libreto y otros enlaces de interés
- Libreto de Turandot [italiano/español]
- Arias y otros recursos en The Aria Database. [inglés]
- Partituras de Turandot y otras obras de Giacomo Puccini, bajo dominio público y libre de descarga en el Proyecto Biblioteca Internacional de Partituras Musicales.
- Partituras de Giacomo Puccini, gratis y libres de descarga en ChoralWiki.
- Turandot y Giacomo Puccini en Wikipedia, la enciclopedia libre.
- Turandot en YouTube.
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Fuentes y agradecimientos
Agradecemos especialmente la gentileza de los sitios web: Intermezzo, de Rafael Torregrosa Sánchez; y Kareol, de Eduardo Almagro López, por permitirnos utilizar parte de sus contenidos.